En los últimos años, en medio del dinámico y bastante cambiante panorama laboral que vivimos, la medición de habilidades se ha convertido en un pilar fundamental para el éxito empresarial.

No es secreto para nadie que la competencia laboral es cada vez más feroz, los avances tecnológicos, especializaciones, procesos, todo ha cambiado aceleradamente y quien se quede fuera de esto, deja de ser rentable. 

Es por esto que medir las habilidades es una necesidad en el mundo empresarial.

Las empresas que invierten en la medición de habilidades obtienen una ventaja competitiva al contar con equipos altamente capacitados y motivados.

Según estudio de Deloitte las organizaciones que adoptan un enfoque basado en habilidades tienen un 107% más de probabilidades de colocar eficazmente a los talentos y así optimizar su oferta, reducir costos y ser más productivos. 

Al evaluar de manera objetiva las competencias de los empleados, las organizaciones pueden tomar decisiones más informadas sobre reclutamiento, desarrollo profesional y asignación de tareas. 

Esto no solo optimiza los procesos internos y mejora la productividad, sino que también permite identificar y desarrollar el talento, asegurando la continuidad del negocio y la adaptación a los constantes cambios del mercado.

Pero, no todas las empresas aplican la medición de habilidades y lamentamos informar que hay ciertas sombras que las acechan. En este blog vamos a profundizar un poco más en ellas.  

 

7 Sombras que Acechan a los que Ignoran la Medición de Habilidades 

 

Sombra 1: Decisiones de contratación erróneas

La primera sombra es bastante peligrosa, porque sin una evaluación precisa de las habilidades, las empresas corren el riesgo de contratar candidatos que no poseen las competencias necesarias para el puesto. 

Y esto no solo hace que se pierda tiempo, sino también dinero y esfuerzo. 

¿Cuáles son sus más claras consecuencias?

  • Desempeño inferior al esperado: Un empleado contratado sin las habilidades necesarias para el puesto no podrá cumplir con las expectativas, por lo tanto la calidad del trabajo no será óptima y la productividad, prácticamente nula.
  • Mayor rotación de personal: Al darse cuenta de que el trabajo no se ajusta a sus habilidades, los empleados pueden sentirse frustrados y buscar nuevas oportunidades laborales, lo que incrementa los costos de reclutamiento y capacitación para la empresa.
  • Desmotivación del equipo: Un nuevo integrante que no cumple con las expectativas puede generar tensión y desmoralizar al equipo, afectando el clima laboral, lo cual por supuesto debemos evitar a toda costa, porque cuando no hay buen clima laboral, viene la búsqueda de algo nuevo. 
  • Pérdida de tiempo y recursos: El proceso de selección y contratación es una inversión significativa en tiempo y recursos. Si se contrata a la persona equivocada, no solo se pierde dinero, también se afectan los proyectos pendientes. 
  • Impacto en la reputación de la empresa: Un empleado que no se desempeña bien puede dañar la reputación de la empresa, tanto a nivel interno como externo. 

 

Sombra 2: Desempeño subóptimo

Al no conocer las fortalezas y debilidades de cada empleado, es difícil asignar tareas de manera eficiente y diseñar planes de desarrollo individualizados. 

La falta de medición de habilidades conduce a una serie de problemas que se traducen en un desempeño subóptimo. 

En primer lugar, dificulta la asignación de tareas de acuerdo con las capacidades de cada empleado, lo que causa disminución en la productividad y en la calidad del trabajo.

Además, impide identificar el talento interno y diseñar planes de desarrollo personalizados, limitando el crecimiento profesional de los colaboradores y aumentando la rotación de personal.

Asimismo, la empresa puede tener dificultades para adaptarse a los cambios del mercado y a las nuevas demandas de los clientes, al no contar con la información necesaria para identificar las habilidades que requiere el futuro.

 

Sombra 3: Dificultad para identificar el talento

Al no contar con una herramienta que permita evaluar las competencias de manera objetiva, las empresas se pierden la oportunidad de reconocer y desarrollar el potencial de sus colaboradores.

Sin una medición clara de las habilidades, es complicado identificar a los empleados con alto potencial y promoverlos a puestos de mayor responsabilidad.

No se logran identificar las áreas de mejora de cada individuo, no se pueden diseñar planes de capacitación y desarrollo personalizados, y todo esto limita el crecimiento profesional de los empleados.

Y ni hablar de lo difícil que se hace conseguir al mejor talento para ocupar posiciones disponibles dentro de la empresa. 

 

Sombra 4: Falta de adaptación al cambio

En un entorno empresarial en constante evolución, es crucial contar con empleados que puedan adquirir nuevas habilidades rápidamente. 

Sin una medición regular, las empresas pueden no darse cuenta de las brechas de habilidades y no poder adaptarse a los cambios del mercado.

Esto se traduce en una serie de desafíos a la hora de enfrentar cambios, como por ejemplo la falta de información sobre las habilidades de la fuerza laboral. 

Esto retrasa la implementación de nuevos proyectos o iniciativas, ya que se necesita tiempo adicional para identificar a las personas adecuadas para llevarlos a cabo.

Otra consecuencia es que los empleados pueden resistirse al cambio si sienten que no están preparados o si no se les brinda el apoyo necesario para desarrollar las nuevas habilidades requeridas. Y esta resistencia al cambio no trae nada positivo para el crecimiento y desarrollo de la empresa, al contrario, no adaptarse a los cambios es aislarse sin mucha oportunidad de éxito. 

 

Sombra 5: Problemas de sucesión

Al no tener una visión clara de las habilidades disponibles dentro de la organización, las empresas pueden enfrentar dificultades para identificar a los sucesores de los puestos clave.

Sin una radiografía clara de las competencias presentes en cada empleado, se vuelve extremadamente complejo identificar a aquellos que están preparados para asumir roles de mayor responsabilidad o liderar proyectos estratégicos. 

Esta incertidumbre dificulta enormemente la planificación de la sucesión, ya que no se puede determinar con certeza quién posee las habilidades y conocimientos necesarios para ocupar un puesto clave cuando quede vacante, lo que lastimosamente desencadena en riesgos como la pérdida de conocimiento institucional, la interrupción de procesos críticos y la dificultad para adaptarse a los cambios del entorno.

 

Sombra 6: Pérdida de competitividad 

Las empresas que no invierten en el desarrollo de sus empleados y en la medición de sus habilidades se quedan rezagadas frente a sus competidores.

Y es que sin una medición precisa, es difícil identificar las brechas de habilidades que podrían estar limitando el crecimiento y la innovación, asignar tareas de manera eficiente, diseñar programas de capacitación efectivos y tomar decisiones estratégicas basadas en datos sólidos. 

En un entorno empresarial cada vez más dinámico y exigente, la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios y aprovechar las nuevas oportunidades es fundamental para el éxito. 

Las empresas que no cuentan con un sistema de medición de habilidades se encuentran en una posición desfavorable para competir en un mercado globalizado.

 

Sombra 7: Costos ocultos

Los errores de contratación, la baja productividad y la alta rotación son solo algunos de los costos ocultos asociados a la falta de medición de habilidades.

A largo plazo, estos costos pueden tener un impacto significativo en la rentabilidad de la empresa.

Cuando se acumulan una serie de costos ocultos la rentabilidad puede erosionar a largo plazo. 

Es muy importante destacar que estos costos no siempre son evidentes e incluso pasan desapercibidos, pero tienen un impacto significativo en el desempeño de la organización.

Algunos ejemplos de esto son las consecuencias negativas indirectas de no contar con una evaluación precisa de las competencias de los colaboradores, la asignación incorrecta de tareas, la falta de desarrollo profesional, la disminución de la productividad, la rotación de personal altamente cualificado y la dificultad para adaptarse a los cambios del mercado. 

Estos costos ocultos se manifiestan en una menor eficiencia, una mayor inversión en capacitación no dirigida y una pérdida de oportunidades de negocio, lo que a su vez afecta la competitividad de la empresa.

 

¿Cuándo es el momento adecuado para medir habilidades? 

Lo cierto es que hay varios momentos donde la medición de habilidades es indispensable, como por ejemplo: 

Durante el proceso de reclutamiento

  • En el momento de seleccionar candidatos: ya que al evaluar las habilidades de los candidatos, las empresas pueden identificar a aquellos que mejor se ajustan a los requisitos del puesto y a la cultura organizacional.
  • Durante la evaluación de competencias técnicas y blandas: Permite verificar si los candidatos poseen las habilidades necesarias para desempeñar el trabajo de manera efectiva.

 

Durante el desarrollo de la carrera profesional

  • Cuando se busca identificar áreas de mejora: Al evaluar las habilidades actuales de los empleados, se puede tener claridad en lo que necesitan mejorar. 
  • En el diseño de planes de capacitación: Permite crear planes de capacitación personalizados para cada empleado, alineados con los objetivos de la empresa.
  • Durante la evaluación del potencial: Ayuda a identificar a los empleados con alto potencial para asumir roles de mayor responsabilidad.

 

Para evaluar el desempeño

  • Lo que permite un establecimiento de objetivos claros y alcanzables para cada empleado.
  • Da lugar a la Retroalimentación: Facilita la entrega de retroalimentación constructiva y objetiva.
  • Identificación de necesidades de capacitación: Permite detectar las áreas en las que los empleados necesitan mejorar sus habilidades.

 

En momentos de cambio organizacional

  • Reestructuraciones: Al evaluar las habilidades de los empleados, se puede determinar quiénes están mejor preparados para asumir nuevos roles y responsabilidades.
  • Implementación de nuevas tecnologías: Permite evaluar si los empleados poseen las habilidades necesarias para utilizar las nuevas herramientas y tecnologías.

 

De manera periódica

  • Seguimiento del desarrollo profesional: Permite evaluar el progreso de los empleados en sus planes de desarrollo.
  • Identificación de nuevas necesidades de habilidades: Permite anticiparse a los cambios del mercado y desarrollar las habilidades necesarias para el futuro.

 

La medición de habilidades es el faro que guía a las empresas hacia un futuro más brillante y competitivo. 

Al proporcionar una visión clara y objetiva de las competencias de su capital humano, las organizaciones pueden tomar decisiones estratégicas más acertadas, optimizar la asignación de recursos, fomentar el desarrollo profesional de sus colaboradores y, en última instancia, alcanzar un mayor nivel de desempeño. 

Ignorar esta práctica es como navegar a ciegas en un mar lleno de oportunidades, exponiéndose a riesgos innecesarios y limitando su potencial de crecimiento. 

La medición de habilidades no es solo una herramienta de gestión, sino una inversión en el futuro de la empresa.